Happening, 2017
Cristina Savage utiliza la imaginería religiosa y recurre al imaginario colectivo, atendiendo a personajes icónicos de la historia como Dafne, Ofelia y Santa Sebastiana, entre otras, para realizar sus performance.
En MIL MAGDALENAS PARA HACER AMIGAS la artista utiliza la narrativa auto-escenificada y se convierte en uno de los arquetipos femeninos por excelencia de la iglesia Católica; María Magdalena.
Savage, genera así una crítica cultural en respuesta a la condición femenina impuesta por la iglésia católica al personaje de La Magdalena, convertida en pecadora. Es por ello que Savage la libera, convirtiéndola en una novia que busca a su amor perdido, tal y como reza la Canción de Salomón 3 1-4 del Cantar de Cantares, en la que María Magdalena es convertida en una valiente discípula que permanece junto a Jesús, durante la Pasión.
En plena calle, la artista invita a los transeúntes y espectadores a que crucen descalzos un “río de magdalenas” para ser recibidos al otro lado por María Magdalena (la propia Savage) que, con cuidado y delicadeza, les ofrece una silla para su descaso, les lava los pies en un cuenco de agua fresca y los seca con su cabello, tal y como María Magdalena hizo agradeciendo a Jesús.
La artista pues, en el papel de religiosa, sella el intercambio entregando una magdalena al participante, en un guiño a la hostia o cuerpo de Cristo.
Fotografía y vídeo: David Burbano, Fernando Gómez Mateos, Javier Palacios Prieto, Manuel Pérez Medina y Rose Pilu
Soho, Barrio de las Artes, Málaga, 2017